miércoles, 13 de abril de 2011

Singing in the rain


Si pusiéramos en una balanza la película “Singing in the rain” estaría completamente equilibrada gracias a la perfecta combinación entre música y diálogo.
Los actores son sencillamente espectaculares, polifacéticos y realmente maravillosos. Muy característicos de los musicales de los años 50 y 60. En cuanto Gene Kelly empieza a bailar en el primer número de claqué me viene a la mente la escena de “Mary Poppins”, película rodada 12 años más tarde (1964), en la que Dick van Dyke baila junto a los pingüinos.
Me ha llamado mucho la atención la magistralidad con la que su director Robert Stevenson plasma cómo era el mundo del cine en aquellos años y sobre todo cómo afectó la llegada del cine sonoro a la industria en cuanto a empresa y no en cuanto a Arte como estamos acostumbrados.
Las dos actrices principales también realizan un trabajo memorable en la película. Aunque una tome el papel de mala,Debbie Reynols, y la otra la de la buena, Jean Hagen, ninguna de las dos hace sombra a la otra. Los tres actores principales, y también Donald O'connor, combinan a la perfección y trabajan a un mismo nivel muy alto. Ninguno se queda atrás.
Por último quisiera hablar sobre el ingrediente estrella de este maravilloso cockteil, la música. Cada una de las escenas musicales de la película tienen un por qué y no sobra ninguna, como suele pasar muchas veces en películas de éste genero. Tanto los guionista Betty Condem y Adolph Green, como los músicos Nacio Herb Brown y Arthur Freed, han sabido fusionar las dos partes en su justa medida. Gracias a la unión casi perfecta entre música y diálogo, a las maravillosas composiciones de cada una de las canciones y las actuaciones de baile e interpretación “Singing in the rain” tiene una magia que cautiva a cualquiera que se sienta a verla y se adentra en la maravillosa historia que nos narra.